Ya he hablado del valor educativo de los cuentos, sabemos
que desarrollan la creatividad, la imaginación, la resolución de conflictos,
despiertan el gusto por la lectura y a partir de ellos podemos trabajar otros
ámbitos como es la escritura, las matemáticas, la expresión plástica, la
expresión corporal etc…
Escuchar un cuento antes de ir a dormir, tanto leído como
narrado, es una buena forma de despertar ese interés por la lectura.
Mediante la actividad que comparto hoy, hemos trabajado:
- Desarrollo de la creatividad y participación
activa en la creación de textos literarios
- Iniciación al uso de la escritura con una
finalidad real
- Valoración positiva de sí mismo y confianza en
sus posibilidades
- Expresión de su fantasía a través del dibujo
- Conocimiento de las características de obras
literarias: portada, título, autor.
Además he podido realizar esta
actividad partiendo de una propuesta suya y como sabemos, partir de los
intereses y propuestas de los niños, facilita la participación y la implicación y es uno de los principios metodológicos
básicos en educación infantil.
La actividad ha sido la
siguiente:
En uno de los momentos que
dedicamos a los cuentos, Guillermo propuso contar él el cuento. De su
imaginación nació el cuento “Ratoncito, Sangenjote y Pollito”, que podéis escuchar aquí:
Ratoncito, Sangenjote y Pollito
Unos días después, les propuse
escribir el cuento que Guillermo nos había contado. Escuchamos la grabación,
para recordar el cuento y nos pusimos manos a la obra. En un aula con más
alumnos, lo interesante es inventar el cuento entre todos, cada alumno o grupo
de alumnos, añade una parte nueva al cuento, de manera que todos sientan el
cuento como algo suyo y sientan mayor interés por el mismo. Nuestra tarea en
este caso es ir recapitulando la historia e ir haciendo reflexionar a los
niños, para que la historia tenga un mínimo de coherencia respecto a su
estructura (introducción, nudo y desenlace)
Evidentemente escribir un cuento
inventado es una tarea complicada, pero es una excelente forma de dar rienda
suelta a la creatividad y sentir la satisfacción de ser un escritor-creador,
adecuando la actividad a las posibilidades de cada uno.
Nosotros hemos trabajado la
portada de su cuento, escribiendo el título, que él mismo inventó y el autor,
tal y como vemos en la mayoría de los cuentos que leemos. Además de realizar la
ilustración de la portada y de uno de los personajes.
Realizar dibujos de los cuentos que leemos no debe ser, en mi opinión, un trabajo rutinario que se haga siempre después de la lectura de un cuento. La lectura tiene la suficiente importancia por si sola y el dibujo posterior no debe ser la motivación de la lectura, el dibujo debe tener un sentido o finalidad concreto. En ocasiones, ese sentido puede ser el simple placer de dibujar y en otras, puede ser hacer un regalo del cuento, hacer una ficha del cuento para la biblioteca o como en este caso, la edición propia de un cuento inventado.
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